Entender mi piel
Tengo manchas en la piel, ¿por qué?
El color de la piel está definido normalmente por el fototipo de una persona y por su exposición al sol. Las zonas frecuentemente expuestas al sol son más oscuras que las zonas ocultas.
Entender mi piel
El color de la piel está definido normalmente por el fototipo de una persona y por su exposición al sol. Las zonas frecuentemente expuestas al sol son más oscuras que las zonas ocultas.
El pigmento natural que determina el color de la piel es la melanina, la cual es secretada por el organismo para proteger la piel de los rayos UV, que son los responsables del bronceado. Los problemas de pigmentación en la piel están relacionados con un mal funcionamiento de la melanina, que provoca una hiperpigmentación (manchas oscuras en la piel) o bien una despigmentación de la piel (manchas blancas en la piel).
En este último caso, se trata generalmente de una enfermedad, como el vitiligo o el albinismo, que necesita de atención médica.
Independientemente de su exposición al sol, la piel tiene un color natural: esa es su pigmentación.
Este color depende de algunas de las células de la piel: los melanocitos, que tienen la particularidad de producir un tipo de pigmentos conocido como «melanina» la cual asegura una protección natural contra los rayos ultravioleta (UV) emitidos por el sol.
Existen 2 tipos de melanina:
Una proporción variable de estos tipos de melanina está presente en cada individuo y determina el color natural de la piel, así como el bronceado producido por la exposición al sol.
La pigmentación en la piel es el resultado de un proceso complejo que involucra cuatro etapas:
1/ Los rayos ultravioleta y los «mediadores biológicos» (sustancias presentes en las células de la piel) estimulan el proceso de pigmentación y en consecuencia, la función de producción de melanina de células llamadas «melanocitos».
2/ La melanina es producida por los melanocitos.
3/ La melanina producida en el melanocito se difunde por las capas de la epidermis.
4/ La melanina alcanza las capas más superficiales de la piel gracias a la renonación natural permanente de la epidermis.
Los rayos UV pasan a través de la epidermis y estimulan las células pigmentarias de la piel (melanocitos). Algunos melanocitos son alterados permanentemente y comienzan a secretar cantidades importantes de melanina de forma continua.
Las manchas en la piel aparecen cuando la producción de melanina aumenta de forma anormal y cuando la distribución de la melanina producida en exceso no se reparte uniformemente en la superficie de la piel, acumulándose en diferentes zonas de la piel y formando manchas antiestéticas.
Una exposición excesiva al sol (exposición muy intensa o de larga duración) genera una gran producción de melanina, que se traduce en la formación de manchas en la piel o «lentigos solares» (pequeñas manchas que aparecen en formas redondas y planas de diferentes tamaños). Las personas que trabajan en exteriores (marineros, trabajadores de la industria de la construcción…) tienden desarrollar estas manchas antes que otras personas.
Por otro lado, el riesgo de hiperpigmentación aumenta con el envejecimiento de las células, dando lugar a las manchas de la edad. Generalmente, aparecen en las zonas más expuestas al sol a lo largo del tiempo (rostro, cuello, manos…). El sol y la edad son los principales factores que contribuyen a la aparición de las manchas pigmentarias.
El «lentigo solar» o el «lentigo senil» son similares. El lentigo afecta a 90% de las personas blancas de más de 50 años. Todos los tipos de piel son susceptibles de desarrollarlo.
Los cambios hormonales resultantes del embarazo o del consumo de anticonceptivos orales pueden ser responsables de una hiperpigmentación.
En las mujeres morenas (Fototipo III y IV), los cambios hormonales pueden generar la aparición de una máscara marrón en el rostro llamada «melasma» o «máscara del embarazo». Se trata de un tipo de manchas situadas en la parte superior del rostro que se vuelven más pronunciadas en verano. Su color es variable y se oscurece bajo la acción de los rayos ultravioleta.
Esta pigmentación común aparece con severidad, aunque se atenúa o desaparece completamente con el re-equilibrio del nivel hormonal (después del parto, por ejemplo). Una pigmentación residual puede, sin embargo, persistir algunos meses o incluso años.
En ciertos casos, el “melasma” puede aparecer cuando no hay embarazo ni consumo de anticonceptivos orales.
En caso de exposición al sol, algunas plantas (esencias vegetales), perfumes o medicamentos pueden propiciar la aparición de manchas oscuras en la piel como resultado de una reacción de fotosensibilidad (fototoxicidad).
Por otra parte, una piel lesionada o cicatrizada (como secuelas de quemaduras, quemaduras de sol, cicatrización de lesiones inflamatorias, principalmente de acné) desarrollará más fácilmente manchas pigmentarias si está expuesta a los rayos UV.
La mejor técnica es una fotoprotección constante durante los meses de más sol, junto con un cuidado responsable al estar expuesto al sol.
Jamás expongas a un bebé al sol. Protege a los niños con ropa y una crema solar especial: 80% de los problemas de la piel se deben a una exposición al sol antes de los 18 años de edad.
Cuando existe un problema de pigmentación en la piel, es posible observar una mejoría del estado cutáneo si se aplica regularmente un fotoprotector durante un lapso de dos a cinco años, de abril a octubre. En efecto, el sol activa la hiperpigmentación y protegerse con regularidad de los rayos UV puede permitirte restablecer el buen estado de la piel.
Utiliza productos de higiene especialmente formulados para pieles que presentan problemas de manchas.
Los tratamientos con protección solar actúan de forma preventiva, aunque también pueden tener un efecto sobre las manchas en la piel existentes, siempre y cuando haya paciencia y constancia en su aplicación.
De forma paralela, puedes contribuir a disminuir estas manchas de pigmentación poco agradables y unificar tu tez.
Aplica productos despigmentantes adaptados a la sensibilidad de tu piel.