Entender mi piel
El eccema en adultos
"El eccema es muy molesto, pero si lo cuidas adecuadamente, es más fácil sobrellevarlo..."
Elisa, 26 años
Entender mi piel
"El eccema es muy molesto, pero si lo cuidas adecuadamente, es más fácil sobrellevarlo..."
Elisa, 26 años
Los niños son los que más sufren este tipo de eccema, aunque no son los únicos. Se estima que, en países industrializados, alrededor del 10% de los adultos también lo padecen. Es una enfermedad que puede manifestarse a cualquier edad. Inicialmente, es causada por una piel demasiado porosa, debido a factores genéticos. Las personas con eccema suelen tener la piel muy seca y, por ello, no cumplen con su función de bloquear los irritantes externos.
Para saber más sobre el eccema en la infancia, descubre nuestro artículo aquí: “Eccema en niños”
“Nací con dermatitis atópica. Y desde entonces, nunca ha desaparecido”
Elisa, 26 años
“En mi familia, somos muchos los que padecemos eccema atópico. Dado que es un problema de origen genético. A mí me apareció a las pocas semanas de nacer. Nunca he conocido la vida de otra manera”.
Aurélie, 26 años
“En general, mis manchas son rojizas llegando, incluso, a agrietar mi piel hasta supurar. Las suelo tener en las manos, en la parte posterior de las rodillas y en el interior de mis codos, en los talones, tobillos y en la parte frontal de mis pies”.
Elisa, 26 años
"Los brotes de eccema pueden ser cortos, de unas pocas semanas, o largos, con una duración de hasta cinco meses. Dependerá de muchos factores. Aparecen manchas rojas por todo mi cuerpo: en la cara, brazos y piernas, la piel está muy seca y el picor es muy intenso".
Aurélie, 26 años
En la edad adulta, a menudo, muchos prueban todo tipo de métodos para intentar curar su eccema atópico. El único realmente eficaz, es la aplicación de corticosteroides tópicos recetados por un médico. Al mismo tiempo, la piel debe cuidarse a diario con productos dermocosméticos específicos, incluido el tándem que forman el aceite de ducha y el bálsamo emoliente.
“He visitado a tantos doctores, dermatólogos y alergólogos diferentes… Incluso he probado con una bruja, un hipnotizador… Me he echado miles de cosas en las manos con la esperanza de que las manchas desaparezcan, incluso leche. Lo he probado todo. Pero la única cosa que realmente hace que se esfumen mis manchas es seguir una rutina facial diaria que se adapte a las necesidades de mi piel, empezando por una buena higiene. Si voy a cualquier sitio, llevo siempre conmigo todos los productos para mi piel. Aunque sea solo por un fin de semana. Lo mismo con mis corticosteroides tópicos”.
Elisa, 26 años
Descubrir las causas de tu eccema atópico a veces puede convertirse en una odisea. Puesto que todos reaccionan de diferente manera a los factores desencadenantes y agravantes. Alimentos fríos o calientes, dulces, telas, productos de cosmética… Préstales atención y fíjate en cómo reacciona tu piel (no te obsesiones con ello, simplemente observa cómo evoluciona tu eccema).
“Hay tantos factores que, durante nuestra vida diaria, pueden causar los brotes de manchas: jabones y detergentes específicos, estrés, polvo, polen, calor, frío... También creo que la contaminación juega un papel importante. De hecho, mi eccema atópico empezó a aparecer en mi cara cuando me mudé al centro de la ciudad hace seis años”.
Aurélie, 26 años
“Soy una persona bastante tranquila, en general, así que no creo que el estrés sea un factor perjudicial para mi piel. Sin embargo, trato de buscar los motivos en el polen, el polvo, los ácaros del polvo… Son factores que, a menudo, desencadenan un brote. La dureza del agua también puede ser otra razón”.
Jules, 22 años
El 82% de los pacientes piensa que el eccema atópico está relacionado con el estrés. Es cierto que puede ser un factor agravante, pero no es la causa inicial. El eccema no es una enfermedad psicosomática aunque afecte al estado psicológico de una persona. Entre el picor que, puede convertirse en una obsesión y el miedo a cómo te ven los demás, el eccema atópico puede afectar totalmente a tu estado de ánimo.
La piel y el tacto son parte esencial de nuestras relaciones sociales. Tener manchas rojas puede hacer que ciertas personas que no tienen dermatitis atópica se sientan aprensivas. A otros les puede preocupar que sea contagioso o un indicio de mala higiene. Prejuicios como estos pueden afectar tanto a la vida profesional como a la personal.
"Nadie entiende realmente cómo se vive. La gente, a menudo, no sabe realmente qué decir para hacerte sentir mejor".
Elisa, 26 años
"Debido a mi piel atópica, me siento un poco avergonzada. Todo el mundo puede notarlo. No me siento tan segura, tan atractiva como podría... Siempre que alguien me habla de eso, respondo: "Sí, lo sé". Puede parecer que no me molesta, pero realmente sí. Es mi forma de terminar con ese tema de conversación. A nadie le gusta hablar de un tema que le molesta, especialmente con alguien que no sabe nada al respecto".
Aurélie, 26 años
En ocasiones, las personas que sufren de eccema pueden ser más reservadas debido a la falta de autoestima. Físicamente, tratan de camuflar las partes del cuerpo que padecen esta afección. Psicológicamente, pueden tener dificultades para hacerse valer. Además, hay que sumarle el impacto de los comentarios desagradables por parte de personas que no saben nada sobre el eccema atópico.
"Mis manos me generan complejo porque la gente puede ver mi eccema y me da vergüenza. Directamente, evito enseñarlas. Cuando tengo que mostrar algo con el dedo, siempre uso un bolígrafo. Además utilizo esmalte y anillos para camuflarme un poco. En invierno, trato de usar guantes. ¡Y por supuesto, me encanta trabajar desde casa!"
Elisa, 26 años
"¿Lo primero que hago por la mañana? Me miro al espejo. El eccema genera complejo. No te sientes tan cómoda con tu cuerpo: la piel está tirante, pica y se descama. No es femenino. Siempre noto como otras personas me miran diferente por culpa de la apariencia de mi piel. Muchas veces me pregunto qué estarán pensando”.
Aurélie, 26 años
Los problemas para dormir que están relacionados con el picor provocan fatiga crónica, lo que hace que las personas que sufren de eccema atópico sean menos tolerantes al estrés diario. Esto puede desencadenar un círculo vicioso: estrés profesional, brote de eccema, estrés por las manchas rojas, etc.
"El picor afecta a mi calidad del sueño. Duermo mal porque tengo miedo de rascarme y despertarme con la piel seca. Y cuando duermo, me despierto porque necesito rascarme. Es una especie de bucle. Sin embargo, cuando mi piel está bien, duermo genial".
Aurélie, 26 años
En casos severos, algunos pacientes optan por cambiar de trabajo, o incluso cambiar a turno de noche para evitar que la gente los vea rascarse.
No dudes en hablar de tu enfermedad. Tómate un momento con tu jefe o tus compañeros y habla libremente sobre tu eccema.
Si tu entorno de trabajo no está adaptado, lo mejor es que contactes con un terapeuta ocupacional. Te podrá ayudar a establecer unas condiciones de trabajo óptimas para que puedas desarrollar cómodamente tu trabajo.
"Para aquellos pacientes que han decidido hacer una reconversión profesional, es muy importante apoyar y valorar este cambio. La forma en que otras personas los miran les puede resultar demasiado estresante. Si esta es una solución que los ayuda a vivir mejor y más plenamente en su día a día, y los hace sentir más cómodos, hay que apoyar y respetar esa decisión”.
Joël Pacoret, psicólogo (Francia)
"Cuando era pequeña, me solían decir que tenía manos de bruja porque lucían arrugadas. Yo las intentaba esconder. Creo que fue a raíz de ese comentario, el cual me dolió mucho, que ahora oculto mis manos siempre que puedo. Por eso, cuando me preguntan: “¿Qué les pasa a tus manos?" Me río y explico que es un eccema. ¡Así es la vida!"
Elisa, 26 años
"Cuando eres pequeña, te das la mano con tus amigas y esperas con ellas en la fila del colegio. En cambio, mis compañeras de clase nunca quisieron darme la mano porque siempre las tenía muy secas. Creo que pensaban que tenía las manos sucias. ¡Incluso mis profesores lo comentaban! ¡Estate quieta! ¡Estás roja! Deja de rascarte". Comentarios como esos te marcan, especialmente cuando eres niña".
Aurélie, 26 años
Al sentirse incómodos, algunos adultos pueden excluirse de ciertas actividades o relaciones, por miedo a mostrar su piel afectada o su dolor. Sin embargo, en general, la mayoría de los adultos con piel atópica desarrollan resiliencia y fuerza que les ayudan a mantener el sentido de la proporción.
"Durante las vacaciones de verano del año pasado tuve un gran brote. Tenía eccema en las manos, la piel agrietada y con pus por todas partes. No podía hacer nada porque me dolía tan solo tocar algo. Me sentía horrible. Pero di un paso atrás, me dije a mí misma que seguiría mi tratamiento y que todo mejoraría en unos días. Y después de terminarlo, es verdad, no era serio y fue algo pasajero".
Elisa, 26 años
Algunos productos cosméticos no son nada recomendables para las pieles atópicas. Puede resultar difícil renunciar a productos que realmente te gustan y disfrutas utilizando, pero los brotes de eccema pueden salir cuando menos te lo esperas por cualquier motivo.
"Tengo mucho cuidado con lo que me aplico en la piel: intento no comprar productos perfumados o de origen vegetal para la ducha. Con la ropa, evito ciertos tipos de tela, ya que no permiten que la piel respire bien y me provocarán cierto picor".
Elisa, 26 años
“Presto mucha atención cuando hago la colada. Me aseguro de elegir el detergente adecuado y evito echar suavizante. He notado que algunos de estos químicos me provocan brotes. Por eso, es mejor prevenir que curar”.
Jules, 22 años
1 IFOP Study – Sanofi Genzyme – Enero 2020
2 Les Français et l’eczéma - IFOP Sanofi Genzyme - noviembre de 2019
Muchos pacientes no están lo suficientemente informados sobre la dermatitis atópica y creen en conceptos erróneos: “es por el estrés, no puedo hacer nada, es una alergia alimentaria” y otras ideas equivocadas. Un dermatólogo puede ayudar a controlar la dermatitis atópica con un tratamiento adecuado, incluso en adultos, mejorando la calidad de vida y reduciendo los brotes.
Dar con el aceite de ducha correcto para ducharse, aplicar una crema emoliente todos los días que realmente ayude a paliar los brotes, ajustar la dieta... Tu médico y farmacéutico pueden darte una serie de consejos para facilitarte el cuidado diario de tu piel. También existen asociaciones de eccema atópico muy activas para los pacientes, y puede ser muy útil ponerse en contacto con algunas de ellas.
Descubre nuestro artículo: "Soluciones para vivir mejor con eccema atópico"
"Me pongo crema todos los días para hidratar mi piel después de la ducha. No lo veo como una molestia. Es imprescindible cuando tratas de mantener alejado el picor. Así que, simplemente, hago lo que me funciona".
Jules, 22 años
En lugar de ocultar tu piel y evitar enseñarla, habla abiertamente sobre tu eccema, recordando a la gente que no es una enfermedad contagiosa. La ignorancia y el miedo no ayudan a nadie.
"Cuando la gente me pregunta, les digo que el eccema se manifiesta con manchas rojas en mi piel que provocan un picor intenso. Lo explico de la manera más sencilla".
Jules, 22 años
Cuando tienes un brote, los corticosteroides tópicos siempre son necesarios. Sigue la prescripción del médico para aplicártelos, intenta dormir mejor y mantente en buena forma física. Practicar deporte regula el sueño y elimina el estrés. Además, hay diferentes medicamentos complementarios que pueden aliviarte aún más.
Tu eccema no te define. Aunque forma parte de ti, también te ha ayudado a desarrollar cualidades como la resiliencia. No le des más espacio del necesario: enfócate en tus intereses, rodéate de gente, desarrolla tus talentos y recuerda que tu piel no limita tu éxito.
"El eccema es algo con lo que tienes que aprender a vivir. No es un problema grave. No te impide tener una vida normal: un novio, amigos, reír, encontrar un trabajo... No hay ninguna razón por la que esta enfermedad deba hacernos sentir diferentes o mal con nosotros mismos. Incluso es bastante común y no es, ni siquiera, serio. No tiene nada que ponga en peligro la vida".
Elisa, 26 años
"Mi eccema ya no me resulta un problema. Estoy acostumbrada, y mi familia también. Hay soluciones para calmar la piel. Y no es todo el tiempo. Aparece y desaparece".
Jules, 22 años