Charlotte, una joven londinense, ha tomado una decisión radical: ¡Montar en bicicleta sí o sí! Trabaja como mensajera sobre ruedas y, para ella, desafiar el mal tiempo y el tráfico urbano forma parte de la vida cotidiana. ¡Nada puede frenarla!

La bicicleta es lo más importante en la vida de Charlotte. Eligió ese trabajo porque le da esa inyección de energía, una sensación de libertad. Cuando se monta en el sillín, solo existen ella y su bicicleta y los kilómetros de calles efímeras y serpenteantes que cruzan la ciudad de Londres.

Charlotte es meticulosa y respetuosa con su trabajo. Independientemente de tu género, aspecto o país de origen, insiste, “si haces bien tu trabajo, el resto no importa, y eso me gusta”. Sin embargo, comenta que las chicas mensajeras son una rareza en la ciudad.

Pero ser mensajera sobre ruedas no es tarea fácil. Día tras día, Charlotte se enfrenta a caprichosas condiciones climatológicas (¡Qué británico!), a los peligros del tráfico y a la continua hostilidad de transeúntes y conductores por igual. Con una sonrisa amarga nos contó, por ejemplo, que no pasa un día en que no le griten algo relacionado con su cuerpo. Los comentarios desagradables de transeúntes o conductores acrecientan la carga emocional del trabajo, que, físicamente hablando, ya es bastante exigente de por sí. “En un día pueden salir mal muchas cosas”. Y eso sin contar los peligros de la calle.

De hecho, ese aspecto del trabajo es lo que más preocupa a sus familiares y amigos.

Una cosa está clara: nada puede desanimar a la joven mensajera, nada puede desviarla de su rumbo. Su sentido del deber y su compromiso con el trabajo son inquebrantables. Ante la adversidad, bajo una lluvia intensa o un sol abrasador, puede verse a una joven zigzagueando con su bicicleta entre los coches y los autobuses rojos...

Pero intenta tomárselo con calma e incluso bromea con la situación: “Hoy casi me atropellan dos camiones. ¡Lo típico!”. Sin embargo, a sus padres no suele hacerles gracia. Y, aunque su familia no entiende por qué ha elegido esta profesión, ella se siente comprendida y respetada por ellos y sabe que al final se alegran de verla haciendo lo que le gusta. “Todo el mundo toma decisiones que afectan a su vida”, nos dijo Charlotte, y ella ha tomado la suya.

Charlotte Sonriendo Bioderma

Durante sus años de servicio, tanto su piel como ella han sido puestas a prueba incesantemente. Al trabajar sobre el terreno, pasaba gran parte del tiempo al aire libre y en condiciones precarias. Parte de su misión consistía en dormir al raso o cuidar de gente en zonas de obras llenas de polvo o en edificios destrozados. 

Para rematar, cada país al que viajaba tenía su clima y debía someterse a tratamientos médicos obligatorios (contra el paludismo) que con el tiempo podían ser perjudiciales para su piel.

Por todos estos motivos, necesitaba un producto para el cuidado cutáneo que fuera fácil de usar y, sobre todo, respetuoso con su castigada piel.

Después de cada misión, limpiar y aliviar su piel con Sensibio Agua Micelar se ha convertido en un ritual esencial para Delphine. Con el agua micelar Sensibio, un 98% de las partículas finas son eliminadas de la superficie de la piel.

Charlotte sentada