El fototipo se basa en una escala del I al VI, teniendo en cuenta el color de la piel, los ojos y el cabello. El color de la piel de cada persona depende de la cantidad de melanina, un pigmento producido de manera natural por las células de la piel. Cuanta más melanina haya, más oscura será la piel. La pigmentación de la piel puede variar según diferentes factores internos y externos. Por ejemplo, la exposición a los rayos UV provoca el bronceado, una reacción biológica de protección mediante la cual la piel produce más melanina.
Con la edad, la exposición excesiva al sol, ciertos medicamentos, enfermedades o desequilibrios hormonales (durante el embarazo o la menopausia), pueden aparecer manchas de pigmentación localizadas, conocidas como hiperpigmentación. Las cicatrices, especialmente las del acné, y las zonas de fricción también pueden dar lugar a manchas. Los productos específicos para tratar la hiperpigmentación y unificar el tono de la piel pueden ayudar a reducir su apariencia.